Chocaron las ganas como chocan las miradas
causando un caos total en este cuerpo mortal
que de pronto liberó ante tu voz desenfrenada
un derroche de humedad ante un disparo fatal.
Y mis ojos esquivando los tuyos perseguidores,
y mi garganta reseca de tan solo imaginar
de lo que fueran capaces aquellos brazos traidores
si lograran persuadir y estas caderas montar.
Si vives en el infierno, pues al infierno escapamos,
sigo el rastro de tu lengua a donde me quieras llevar,
y venir, y regresar, y llegar y amar, y vamos,
te regalo mi cintura y empezamos a contar…
De a una, de a dos y tres, lo que el cuerpo nos permita,
del uno al 69, y te prometo gritar,
tu nombre, cuando me acuerde que mi corazón palpita,
con cada caricia nueva que logro experimentar.
Deja libre el corazón, que me encadenan tus piernas,
no voy a pedir razón porque no existe tal cual,
tu querías que intercambiara una pasión pura y tierna,
por el deseo dominante de mi faceta animal.
Ahora entonces no me frenes el instinto,
las visagras de mis muslos se abren por voluntad,
si tu me hubieses amado, todo fuera tan distinto…
no se hubiera marchitado mi transparente lealtad.
¿Que quieres? ¿llevarme al cielo?
Te aviso que no eres Cristo…
y si es preciso yo sola soy dueña de mi consuelo,
yo que buscaba un amor, un amor nunca antes visto…
tu nunca te enamoraste, ni despegamos del suelo.
Entonces dime que quieres,
si me desvistes ahora, o me desvistes depués,
da igual; mas dime tú, como lo buscas, que prefieres,
si de espaldas, de rodillas, asi mis ojos no ves.
Chocaron las ganas como chocan las miradas,
Y no coincidió el caprichoso corazón,
deja ya aquella canción de amor, desesperada,
si nunca me vas a amar,
pues para ya de contar…
Daylin Horruitiner
Poetas & Locos 